Estados Unidos ha impuesto sanciones al presidente de Colombia, Gustavo Petro, acusándolo de no frenar el tráfico de drogas y de permitir que los cárteles “florezcan”.
La decisión es la última de una creciente disputa diplomática entre el primer líder de izquierda de la nación latinoamericana y su homólogo estadounidense, Donald Trump.
Los dos se han enfrentado por los ataques estadounidenses a barcos que, según afirma, se utilizan para contrabandear drogas, matando a decenas, incluidos algunos ciudadanos colombianos. Trump ha dicho que otras naciones no habían logrado detener los barcos, mientras que Petro lo acusó de “asesinato”.
Colombia alguna vez fue un aliado cercano de la guerra contra las drogas de Washington y recibía cientos de millones de dólares anualmente en asistencia militar para combatir a las bandas de narcotraficantes.
Estados Unidos también entrena a agentes narcóticos colombianos, algo que la administración Trump ha dicho que seguirá apoyando.
Pero en su decisión de sanciones, señaló a Petro por haber presidido una política de drogas “desastrosa e ineficaz” que había llevado a un gran aumento en la producción de cocaína.
El Secretario del Tesoro de Estados Unidos, Scott Bessent, dijo que desde que Petro llegó al poder, la producción de cocaína en Colombia había “explotado al ritmo más alto en décadas, inundando a Estados Unidos y envenenando a los estadounidenses”.
También se impusieron sanciones al ministro del Interior de Colombia, Armando Benedetti, así como a la esposa y al hijo mayor de Petro.
Todos tienen prohibido acceder a los activos y a cualquier propiedad que puedan tener en los EE. UU.
Petro respondió que había estado luchando contra el narcotráfico “durante décadas” y que su administración había frenado el crecimiento de los cultivos de coca.
“Lo que está haciendo el Tesoro de Estados Unidos es una arbitrariedad típica de un régimen opresivo”, afirmó.
La producción de cocaína se encuentra actualmente en niveles récord en Colombia, según el investigador Héctor Galeano del Instituto de Estudios Sociales y Culturales Avanzados de América Latina y el Caribe, con sede en Colombia.
El Tesoro de Estados Unidos dijo que la cocaína de Colombia a menudo era comprada por cárteles mexicanos, que luego la contrabandeaban a Estados Unidos.
Estados Unidos dice le están quitando la certificación a Colombia como aliado en la guerra contra las drogas, lo que le otorga acceso a apoyo financiero. Colombia respondió que dejaría de comprar armas a Estados Unidos.
Petro ha insistido en que fue durante el gobierno de su antecesor, Iván Duque, cuando aumentó la superficie sembrada de coca.
También ha dicho que, para que el cultivo de coca disminuyera, lo que se necesitaba era que bajara la demanda de cocaína en Estados Unidos y Europa.
Sus principales intentos de frenar la criminalidad relacionada con las drogas en Colombia se han centrado en facilitar negociaciones de paz entre cárteles en guerra que durante décadas han traído violencia a la nación.
Su promesa de campaña de traer una “paz total” a Colombia parece estar derrumbándose, con crecientes ataques y negociaciones estancadas.
Petro dijo a BBC News en septiembre que los ataques aéreos contra supuestos buques narcotraficantes en el Caribe eran una “acto de tiranía”.
Aprovechó un discurso en la ONU en Nueva York casi al mismo tiempo para argumentar que los ataques no tenían como objetivo controlar el tráfico de drogas sino satisfacer la necesidad de utilizar “la violencia para dominar a Colombia y América Latina”.
Imponer sanciones a un jefe de Estado es poco común, pero no tiene precedentes. Los líderes de países como Rusia, Corea del Norte y Venezuela ya han sido sancionados anteriormente.















