Cada diciembre, con la cuenta atrás para el Sorteo de la Lotería de Navidad en marcha, surge la misma pregunta que inunda búsquedas y titulares: ¿en qué lugar ha caído más veces el Gordo? Más allá de las grandes ciudades como Madrid y Barcelona, hay una localidad catalana que se ha ganado un lugar destacado en la imaginación popular de la suerte: Clasificaren Lleida.
El motivo no es casual ni reciente. Según los datos históricos, la administración más premiada de toda España sigue siendo Doña Manolita, en Madrid, con 76 Gordos repartidos. Sin embargo, el segundo puesto del ranking no se encuentra en ninguna gran capital, sino en pleno Pirineo catalán. Allí, la mítica Bruja Dorada de la Suerte acumula 16 primeros premiosuna cifra que la sitúa por delante de cualquier administración de Barcelona.
El sorteo de la Bruja de Oro de la Suerte, Xavier Gabriel /EFE
Este dato convierte a Sort en la ciudad catalana donde más veces ha caído el Gordoun hecho que cada año vuelve a viralizarse en medios, redes sociales y Google Discover. En tercera posición aparece Lotería Valdés, en Barcelona, con 7 Gordos, muy lejos del registro de la administración leridana.
La explicación está menos en la magia que en la estadística. La Bruixa d’Or es una de las administraciones que más décimos vende de toda España, tanto de forma presencial como online. Ese enorme volumen de ventas hace que, por pura probabilidad, concentre una parte significativa de los grandes premios del sorteo. Aun así, el nombre, la ubicación y la narrativa han hecho el resto.
En los últimos años, el interés por Sort se ha convertido en una tendencia recurrente. Cada Navidad, miles de personas buscan expresamente comprar su décimo allí, convencidas de que la historia pesa más que el azar. El fenómeno se retroalimenta: más ventas, más premios y, con ellos, más fama.
Las matemáticas insisten en que todos los números tienen las mismas opciones —una entre 100.000 de ganar el Gordo—, pero la Lotería de Navidad nunca ha sido solo una cuestión de cifras. También es tradición, relato y esperanza compartida.
Y en ese relato, Sort juega con ventaja. No es Madrid ni Barcelona, pero se ha ganado, año tras año, un lugar fijo en el mapa emocional de la suerte navideña en España.












