Todo amante de la gastronomía conoce el dolor de renunciar a su comida chatarra favorita por su viaje de acondicionamiento físico, y Karitk Aaryan y Ananya Panday no son diferentes. En un episodio reciente de Kaun Banega Crorepati, cuando Amitabh Bachchan preguntó a los actores sobre su estado físico y sus opciones alimentarias, Kartik dijo en broma: “Hago que mi hombre entienda lo que sea que coma”. (Convenzco a mi mente cada vez que como algo)”, antes de explicar cuántos de mis favoritos ahora vienen con un toque saludable.
“Señor, cuando pido una hamburguesa, no tengo pan. El nombre es simplemente hamburguesa ka hota hai. (Cuando pedimos una hamburguesa, ni siquiera lleva pan. Es solo por el nombre)”, expresó además.
Aaryan se refería a la creciente popularidad de las versiones “limpias” o “saludables” de comida rápida o comida baja en calorías. Las hamburguesas sin pan, las pizzas con masa de coliflor y la “dosa sin dosa” son ahora nombres comunes en muchos menús orientados a la salud, convirtiéndose en una parte importante de las dietas indias orientadas al ejercicio físico, especialmente entre los consumidores urbanos más jóvenes que buscan indulgencia sin culpa.
Ananya Panday complementó la confesión de Aaryan al revelar que: “Es sólo para darnos una sensación de satisfacción.. La hamburguesa está caliente desde primavera y la ensalada desde invierno. (Es hamburguesa por fuera y ensalada por dentro)”.
La confesión de los actores nos hizo sentir curiosidad por la psicología detrás de esta tendencia, y contactamos a la Sra. Mehezabin Dordi, psicóloga clínica del Departamento de Rehabilitación y Medicina Deportiva del Hospital Sir HN Reliance Foundation, Mumbai, en busca de respuestas.
Este efecto es similar a las respuestas placebo: el cerebro completa parte de la experiencia basándose en el significado, no solo en el gusto (imagen: pexels)
La psicología detrás de las versiones ‘limpias’ de comida chatarra que dan satisfacción
“La satisfacción con la comida no depende únicamente de las calorías o el contenido de grasa, sino que está fuertemente influenciada por la familiaridad, las expectativas y las señales sensoriales”, explica Dordi. Cuando una alternativa más saludable imita la forma, la textura o el aroma de un alimento familiar, explica, “activa las vías neuronales aprendidas asociadas con la comodidad y la recompensa”.
Nuestro cerebro es predictivo por naturaleza. “Cuando algo parece y huele a hamburguesa, el cerebro activa parcialmente los mismos circuitos de recompensa que lo haría con la versión original, incluso si los ingredientes difieren”. La textura, el crujido, la calidez y los sabores umami contribuyen a lo que ella llama satisfacción bucal. “En términos simples, el cerebro valora el reconocimiento y el ritual tanto como valora la comida misma”.
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El nombramiento también juega un papel importante en la saciedad. “Llamar a algo hamburguesa o pizza crea una familiaridad emocional y una sensación de ‘comida adecuada'”, explica la Sra. Dordi. “El cerebro no sólo come nutrientes: come historias, recuerdos y símbolos”. Por eso, incluso sin el pan, la hamburguesa sigue siendo satisfactoria. Para muchas personas, las versiones más saludables también reducen la privación, que es un importante impulsor de los ciclos de restricción compulsiva. “Cuando el cerebro no se siente “negado”, el autocontrol se vuelve más fácil y sostenible”.
Sin embargo, el psicólogo advierte contra reglas rígidas o etiquetas morales, como por ejemplo “las hamburguesas reales son malas, esta es la única versión permitida”. Con el tiempo, esto puede crear una restricción mental, donde aumenta el deseo por la comida “prohibida”, lo que a menudo lleva a la culpa o a comer en exceso más adelante.
DESCARGO DE RESPONSABILIDAD: Este artículo se basa en información del dominio público y/o de los expertos con los que hablamos. Consulta siempre a tu profesional de la salud antes de iniciar cualquier rutina.










