A entender el Barça de este último mes y el cambio respecto al del primer tramo de temporada debemos deternos en una figura clave. Lógicamente, es multifactorial, pero el regreso de Raphael Dias Belloli a la dinámica de la primera plantilla ha sido determinante. El de Porto Alegre, que estuvo prácticamente dos meses en el dique seco por su lesión en el bíceps femoral (con recaída incluida), regresó en el momento en el que Flick y sus chicos más lo necesitaban.
Había dudas en el equipo y en el entorno por un aparente bajón en la presión y en la línea del fuera de juego, entre otras cosas. Las bajas acuciaban al equipo y ciertas pìezas parecían estar a un nivel bastante inferior al año pasado. Pero quien no titubeó ni dejó de confiar lo más mínimo en sus pupilos fue Hansi Flick. El germano estaba convencido, y así lo decía rueda de prensa tras rueda de prensa, que con la recuperación de los lesionados el equipo cambiaría de cara. Y entre esas piezas en la enfermería, le tenía especial fe, por su influencia en el juego y en el estado de ánimo, a Raphinha.
DÍGALES A TODOS
Y la verdad es que el balance y las sensaciones tras el regreso del gaucho son espectaculares. Ocho victorias y una derrota. Y si nos ceñimos a los partidos en los que ha sido titular, cinco victorias en cinco encuentros. Cuatro goles y una asistencia adornan ese aura. Para sus compañeros es un pilar fundamental por cómo contagia a todos, por cómo rompe al especio y todo lo que trabaja en la presión y en el repliegue. Nadie puede quejarse del rendimiento de Rashford en todo este tiempo que Rapha ha estado fuera, pero la verdad que el brasileño da un plus a nivel defensivo y de sacrificio imprescindible.
Raphinha y Lamine Yamal celebran el gol del de Rocafonda en la Cerámica / Dani Barbeito
Ante el Villarreal, volvimos a ver ese jugador que va con una marcha más que el restoque es letal en las transiciones rápidas, que lo acelera todo. Que brega con el que se le ponga por delante, que se parte la cabeza por sus compañeros.
Provocó el penalti del 0-1 con un quiebro eléctrico ante Comesaña y luego generó, corrió y se vació. Es una de las principales razones para que el estado de ánimo en el barcelonismo se haya disparado en apenas un mes y que la gente se marche al parón navideño feliz por el rumbo del equipo.











