Dieciséis saques de esquina botó el Real Zaragozapero como si hubieran sido 300. Apenas remató un par y solo uno de ellos derivó en ocasión de gol. pequeño fue el ejecutor en casi todos ellos, lo que reduce considerablemente la posibilidad de peligro. El canterano, siempre titular con los tres entrenadores que han pasado ya por el banquillo a pesar de no haber dado un solo motivo para ello (más bien todo lo contrario), no es, ni de lejos, un especialista en la materia, como quedó bien claro. Unos bombeados en exceso para regocijo del portero, otros al primer palo por abajo y unos cuantos algo decentes pero siempre lejos del alcance del compañero.

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