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Miles de andaluces se echan a la calle contra Moreno por la crisis de los cribados de cáncer: "Esta teta ya no existe"

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Ya lo decía Ángela Claverol, presidenta de la Asociación de Mujeres con Cáncer de Mama de Sevillaen la víspera: “Os necesitamos para demostrarle a la Junta de Andalucía que no somos 2.000 ni 20.000… somos muchas mujeres en Andalucía”. Y así ha ocurrido, porque miles de personas (30.000 según el sindicado CCOO, 8.500 para la Subdelegación del Gobierno) se han plantado ante la misma puerta del Gobierno andaluz, en el Palacio de San Telmo, para cargar contra el Ejecutivo de Juan Manuel Moreno no sólo por esta crisis por los fallos en el cribado de cáncer de mama, sino por el hundimiento general de la sanidad pública andaluza.


Miles de personas en la manifestación andaluza por la crisis de los cribados

Al llamamiento de Amama, que fue la organización que destapó el problema que ha derivado en la mayor crisis política que ha encarado Moreno desde que es presidente en 2019, han respondido entidades sociales, sindicatos y formaciones políticas de izquierda, pero sobre todo una ciudadanía que es consciente en su día a día de la degración del sistema. Ha sido la protesta, como ha pregonado Claverol, de los que están “hartos de esperar dos semanas al médico de cabecera o un año o dos para el traumatólogo”.

“Queremos morirnos de viejas, no de cáncer”, ha apuntado Claverol desde una tarima a la que ella y otras integrantes de la asociación han llegado abriéndose paso literalmente entre un mar de gente, y gracias a una cadena humana que han formado sindicalistas –sobre todo de CCOO y UGT– más acostumbrados a lidiar con unas cantidades de público que ha desbordado a Amama con sus 700 socias. “Queremos conocer la dimensión real de esto”, ha exigido, porque “a nosotras la vida nos corre prisa, necesitamos vivir”.

La manifestación ha sido una tormenta de indignación, en la que se ha vuelto a arropar a las integrantes de Amama como representantes de las 2.317 mujeres que la Junta ya admite que han sufrido fallos en sus pruebas para detectar un posible cáncer de mama, una cifra que la asociación da por hecho que es muy superior. Una situación que encima se ha empeorado con críticas a las propias denunciantes o contra la oposición política, a la que Moreno reprocha que las críticas a su gestión lo que hacen es dañar al sistema sanitario público.

“Tiene que haber responsabilidades”

Pero este domingo el protagonismo ha sido para las mujeres sacudidas por un cáncer de mama y afectadas por los problemas con el sistema sanitario, como Cristina Fernández, que se hizo una mamografía en 2023 de la que no tuvo el informe hasta febrero de 2025, “y porque fui yo a pedirlo al médico de cabecera tras notarme un bulto”. El resultado fueron 16 meses sin saber que tenía un aviso para hacer una prueba complementaria por una sospecha que derivó en un tumor que del pecho ya había saltado a un primer ganglio, lo que al menos permitió atajar la metástasis en un fase muy inicial. “Claro que tiene que haber responsabilidades por esto, se han olvidado de nosotras”, ha denunciado.


Participantes de Amama

La consigna más coreada por los asistentes a una concentración que han llegado de toda Andalucía ha sido un mensaje de solidaridad, un rotundo “no estáis solas”. Junto a ello, el que ha sido lema oficial de la convocatoria, “nuestra vida no puede esperar”, acompañados de mensajes como “sanidad pública y de calidad” hasta llegar a un repetido “Bonilla dimisión”. La cartelería que podía verse las había con carga política, como Moreno = Mazón. Vuestra mala gestión nos mata, ¿Dónde están? No se ven, los cribados del PP, Ni un fallo más, ni una mujer menos

Los había también lanzados por mujeres, como Ni una teta menos oh Cada teta importaincluso alguna que otra recogía en la pancarta que portaba su caso personal, como Rocío Rodríguez, que mostraba una mamografía, la suya, y un mensaje rotundo: Esta teta ya no existe. Su caso es el que Amama denuncia en paralelo: no es sólo que haya problemas con el cribado, es que el tiempo entre una prueba y el diagnóstico se dilata en exceso, con consecuencias fatales en más de un caso.

En el de Rocío, se hizo una mamografía en noviembre de 2024 de la que no tuvo noticias hasta que, a finales de febrero de 2025, se plantó en el hospital para saber qué pasaba. Y lo que pasaba es que tenía un cáncer que obligó a una mastectomía. “En estos casos, una semanas pueden ser la diferencia entre que quiten el pecho o no, o que incluso tengas metástasis”, por eso insistía en esa doble denuncia de que hay problemas con los cribados, sí, “pero también hay retrasos”.

Cuando no se cumple ni un mes desde que el escándalo estallara con toda su fuerza, el problema lleva semanas monopolizando la agenda social y política: la ciudadanía porque ha encontrado el caso que mejor ejemplifica un deterioro sanitario que sufre día a día, y los partidos porque han encontrado una brecha por la que agitar las tranquilas aguas en las que se movía el Ejecutivo andaluz. Desde entonces ha caído la consejera de Salud, Rocío Hernández, y Moreno ha ofrecido abrir una “nueva etapa” en la sanidad pública con un cambio de modelo que no le ha comprado ni la izquierda ni Vox.

Todo ello, además, con un horizonte judicial que se puede complicar, porque ya son dos las investigaciones abiertas por la Fiscalía, que ha puesto el foco también en los posibles cambios en los historiales clínicos. Las denuncias presentadas apuntan incluso a casos de “homicidio imprudente” y “lesiones por imprudencia”.

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