En plena madrugada y bajo el estado de emergencia en Lima y Callaoel presidente José Jerí encabezó un operativo sorpresa que lo llevó a recorrer varios puntos de la capital. La incursión, transmitida parcialmente en redes sociales, tuvo como objetivo reforzar la presencia del Estado frente a la ola de inseguridad que golpea al país. Sin embargo, su abrupta retirada en San Juan de Lurigancho dejó más interrogantes que resultados concretos.


Surco: primera parada del operativo presidencial

El operativo comenzó pasada la medianoche en Santiago de Surcodonde Jerí fue recibido por el alcalde Carlos Bruce. Junto a serenos, efectivos policiales y miembros de las Fuerzas Armadasel mandatario inspeccionó el centro de videovigilancia distrital.

Durante la visita, se realizaron controles de identidad y patrullajes mixtosen una noche que el presidente transmitió en vivo a través de su cuenta de tiktokdonde se mostró supervisando la labor policial. La acción buscó enviar un mensaje de cercanía y liderazgo, en momentos en que la población demanda resultados frente a la delincuencia.

¿Fue una acción preventiva o un gesto político?
La iniciativa despertó tanto apoyo como escepticismo entre los vecinos y analistas. Mientras algunos saludaron la presencia directa del jefe de Estado, otros cuestionaron el carácter mediático de la intervención, señalando que los resultados deben medirse en función de reducción del crimenno de apariciones públicas.


Comas: revisión de cámaras y patrullaje con serenazgo

Tras su paso por Surco, Jerí se dirigió al distrito de comasdonde fue recibido por el alcalde Ulises Villegas. Ambos ingresaron al centro de monitoreo municipal para revisar las cámaras de seguridad y coordinar nuevas estrategias de patrullaje.

El presidente también participó en una ronda de verificación de identidad de sospechosos junto a la Policía Nacional y el serenazgo. Se esperaba su llegada a la comisaría de Apoloen La Victoria, donde se reportaba la captura de un individuo con antecedentes desde 2018, pero la visita fue cancelada sin explicación oficial.

Durante esta etapa, no hubo declaraciones a la prensay tampoco se confirmó la presencia del ministro del Interiorque inicialmente figuraba en la agenda.


San Juan de Lurigancho: intervención y salida abrupta

El último punto del recorrido fue San Juan de Lurigancho (SJL)epicentro de varios crímenes recientes y considerado uno de los distritos más golpeados por la inseguridad. Allí se ejecutaba un operativo de gran escala, en el que fueron intervenidas 130 personasentre ellas 70 peruanos y el resto extranjeros.

Se incautaron dos armas de fuego en una discoteca de Canto Grande, según el reporte policial. Jerí llegó brevemente al lugar, permaneció menos de cinco minutos y se retiró repentinamente tras una presunta alerta de seguridad. La comitiva se dirigió de inmediato a Palacio de Gobiernosin brindar información adicional. La jornada concluyó cerca de las tres de la mañana.

¿Por qué se retiró el presidente tan rápido?
Fuentes de seguridad indicaron que la salida fue una “medida preventiva”, pero no se precisaron detalles. El hecho generó dudas sobre el grado de coordinación entre la Presidencia y el Ministerio del Interior, en un contexto de creciente presión política por los resultados de los estados de emergencia.


Más dudas que certezas tras la redada presidencial

La noche terminó con un balance incierto. Aunque el despliegue mostró la intención del Gobierno de “retomar el control de las calles”la ausencia de información sobre detenidos relevantes o armas decomisadas de alto calibre alimentó el debate sobre la eficacia de este tipo de operativos.

Analistas consultados consideran que el recorrido de Jerí fue “más simbólico que operativo”pues no se tradujo en medidas sostenibles contra la criminalidad. Otros, en cambio, lo ven como una señal de autoridad política frente al clima de inseguridad que afecta la gobernabilidad.


Un mensaje en medio de la crisis de seguridad

El presidente José Jerí ha reiterado en distintas ocasiones que su gobierno busca “pacificar el país”, una frase que usó también durante la reciente conmemoración del Día del Veterano de Guerra y la Pacificación Nacional. Sin embargo, los índices de criminalidad en Lima siguen en aumento, y los expertos advierten que los patrullajes presidenciales no sustituyen políticas de inteligencia ni reformas policiales de fondo.

Mientras tanto, la población permanece expectante. La madrugada de patrullaje presidencial podría quedar como un episodio anecdótico o como el inicio de una estrategia más amplia. Todo dependerá de los resultados en las próximas semanas y de si los operativos se sostienen con planificación y transparencia.

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