Mbappé parece imparable. Así de simple. El delantero francés ha alcanzado un punto de frescura y agilidad que, unido a su velocidad y a su disparo, le convierten en una amenaza constante. A la que el equipo le acompañe un poco, como sucedió en el Clásico, no necesita mucho para hincharse a tener ocasiones.

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