No tenía pensado jugar, o al menos no tan pronto. Ben Hamed supo en la caseta que sería suplente… otra vez. Su tarde ya empezaba torcida. Inició el encuentro en el banquillo, así que cuando empezó a jarrearcuando el cielo de Sevilla comenzó a derretirse y a descargar una tromba de agua colosalél estaba sentado bajo el tejadillo que protege los asientos de quienes deben esperar su oportunidad fuera del césped.
La lesión de Columna de Roger a la media hora de juego después de sufrir un golpe en el hombro, obligó a Rubén Torrecilla a buscar una solución urgente. Llamó al camerunés y este ingresó en el terreno de juego rápido, sin apenas calentar, en medio del aguacero. Y su actitud, una vez dentro del partido, dejó bastante que desear, uno de esos días en los que te gustaría gritar, “trágame, Tierra”.
Nassourou Ben Hamedun talento indiscutible para el ataque, un genio creativo, volvió a evidenciar carencias defensivas fundamentales. Cometió errores de bulto y todos con un desenlace grave, perjudicial para su equipo. No fue el único en equivocarse de forma flagrante, pero sí el que lo hizo más veces.
Empezó permitiendo que Dasilva le ganara la partida al borde del área por no ser contundente en un despeje muy forzado de Rentero a borde del área. Se durmió, y el atacante sevillista casi se planta cara a cara con carlos abad. Después, en un balón que venía franco, desde el aire, de cara, falla en el control, en uno muy fácil por querer quedárselo bajo la bota. Perdió de vista la pelota y propició un mano a mano de Ibrahim vio que salvó el guardameta por muy poco cuando el marcador aún era de 0-0.
Su concurso resultó transcendental… pero para el filial del Sevilla. En una acción aislada, sin excesivo peligro, mal posicionado, despistado, ve pasar delante de él a Collado y mete el pie. No se da cuenta de que está dentro del área, pero el canterano sevillista, sí. Nota el contacto y fuerza un penalti que ni el NUESTRO pudo contradecir pese a lo exagerado de la caída. Penalti claro y 1-0 para el peor equipo local del grupo 2.
La misma falta de contundencia que exhibió desde su ingreso en la contienda fue la causante del 2-0 definitivo después del tanto cancelado a Sow por fuera de juego, este sí, incontestable. Ben Hamed vuelve a medir mala no ser duro, a no estar a lo que tiene que estar y permite que la pelota que había sacado el portero desde su área con el pie dos segundos antes, bote en la hierba y se la coma.
En el segundo vuelo del cuero, Bozadaveloz, se cuela entre Llamar y Javi Jiménezles gana la carrera a los dos y bate con un toque sutil, por alto, a Carlos Abad, que, a media salida, no pudo enmendar los fallos en cadena que propició el día horrible del camerunés, recurrente en las fotos más sonrojantes de este mal Hércules que lleva 233 días sin ganar lejos de Alicante.















