“Siempre estoy orgullosa de ti, ¿pero hoy? Lo de hoy no tiene nombre”, escribió en sus redes sociales Nuria Trens, esposa de Rubén Yáñezapenas unas horas después del encuentro en El Molinón, para poner en valor la colosal actuación del guardameta del Sporting de Gijón, clave para que el equipo rojiblanco resistiera ante un Real Zaragoza que compitió más de cincuenta minutos en ventaja numérica por la expulsión de Jonathan Dubasin.
Yáñez, según el portal especializado en datos Fotmobfue capaz de dejar su portería a cero contra todo pronóstico: la estadística de “goles evitados” —métrica avanzada que mide cuántos tantos evita un portero— estimó que el conjunto de Rubén Sellés mereció marcar 1,43 goles. Yáñez tuvo hasta tres intervenciones de mucho mérito. Basándose en parámetros puramente numéricos, este portal considera, de hecho, que el portero fue claramente el mejor del Sporting ante el Zaragoza, otorgándole una nota de 8,8 puntos sobre un máximo de 10 (a Perrin, mientras tanto, le dio un 7,6; a Pablo Vázquez, un 7,5; y a Otero, el goleador, un 7,3).
Tras ese papel estelar hay, además, una intrahistoria de superación: Yáñez compitió ante el Real Zaragoza muy mermado… venía de una noche casi sin dormir. Un virus estomacal le había dejado vacío. De hecho, pasó la noche anterior en vela, vomitando. A la mañana siguiente, todavía convaleciente y con las fuerzas justas, el guardameta comunicó durante la concentración del equipo en el Hotel Artiem a los servicios médicos del club y al entrenador, Borja Jiménez, que su estado era delicado. Yáñez, en cualquier caso, hizo un esfuerzo enorme por jugar: quería ayudar a su equipo en un partido importante. La lesión de Christian Joel tampoco dejaba muchas alternativas, con Iker Venteo como primer suplente. El resultado, después, fue inmejorable. Yáñez fue todo un titán para sacar fuerzas de cualquier parte: sacó una mano prodigiosa ante Soberón y consiguió dejar su portería a cero. Ese ejercicio de resistencia fue reconocido por sus compañeros, que se fueron directos a abrazarle al terminar el partido.
Renovación, a un paso pero no cerrada
La comisión deportiva del Sporting de Gijón tiene muy avanzada la renovación del contrato de Yáñez, de 32 años, que apunta a continuar en la entidad rojiblanca hasta 2028, en una operación adelantada por LA NUEVA ESPAÑApero que todavía no está cerrada, algo que se confía en resolver pronto. Como sucede con la ampliación de Diego Sánchez —en este caso hasta 2029—, el club lleva semanas acercando posturas con el entorno del guardameta, que desea seguir en Gijón, donde es un futbolista clave en el proyecto. Faltan todavía pequeños detalles para cerrar definitivamente las gestiones, que no peligran, aunque no se han producido nuevos avances significativos en los últimos días. En Mareo, en cualquier caso, pretenden confirmar cuanto antes la ampliación de este gran activo para el club, antes de que acabe 2025, algo que se considera factible.















