El Barça sumó su primera victoria como local en la Champions League frente a un Olympiacos que quiso jugar a tumba abierta y ello le vino de maravillas al conjunto culé. Fermín inyectó la gasolina que necesitaba el equipo para que las bajas no se notaran y con un Dro muy prometedor ayudó a decidir un partido en el que solo valía ganar terminando con una goleada de escándalo.

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