El CE Constància vive días de ilusión. El club de Inca volverá a disfrutar de la Copa del Rey en casa este martes a las 19 horas contra el Gironay lo hace bajo el liderazgo de Valeria Bouzada, la primera mujer que preside la entidad en sus 102 años de historia. A pocos días del partido, Diario de Mallorca conversa con ella sobre lo que supone para la entidad jugar este partido y cómo gestiona que su marido sea el entrenador del equipo.
—¿Cómo está viviendo estos últimos días antes del partido de Copa del Rey?
—Vemos que se acerca y que todavía nos falta ultimar ciertos detalles. Es verdad que llevamos mucho tiempo trabajando en ello, pero hay cosas que no se pueden hacer con mucha anticipación. Hemos recibido también visitas tanto de la Federación como de la productora y, cada vez que vienen, si te piden alguna cosa tienes que reaccionar. Es también un momento difícil porque es el inicio de la Liga de todos los equipos del fútbol base. Es el periodo de más trabajo dentro del club. Son días de darlo todo. Desde la directiva estamos unidos y nos repartimos las tareas.
—¿Estará tranquila cuando comience el partido?
—Sí, habrá otros nervios, pero serán los propios del encuentro. Queremos que empiece ya. Este equipo, estos jugadores y el cuerpo técnico se merecen este choque. Han hecho una buena temporada y se lo han ganado a pulso. El club ha trabajado para que el partido se dispute aquí y no renunciamos a nada.
«El club ha trabajado para que el partido se dispute aquí y no renunciamos a nada»
—¿Qué espera del ambiente?
—No sabemos exactamente cuánta gente cabe. Pensamos que cerca de 10.000, pero al no haber asientos, es muy difícil. La venta de entradas va bien, cada día que pasa la gente se interesa más. Hemos vendido más de 2.000. El domingo es la feria del deporte y montaremos una parada en la Plaza Mallorca de Inca para quien quiera comprarnos localidades. También tendremos la camiseta conmemorativa de la Copa y bufandas.
—¿Cómo le transmiten las personas del entorno del club, la alegría del encuentro?
—Vemos que la gente viene cada vez más, se involucran más y es la imagen que queremos dar. Hemos abierto el partido a todo el mundo para que nos acompañen y estamos muy ilusionados de que llegue el día. Para los socios del club y los menores de 16 años, las entradas cuestan diez euros y para el público general, 20.
—El Girona es un rival complicado.
—Es muy difícil. Siempre vemos por la televisión ese equipo que gana al grande. Esta vez, queremos ser nosotros. Es un Primera División, pero el ambiente y la gente nos apoyará mucho. Tendremos nuestras ocasiones. El camino para pasar es hacer un buen partido e intentar sorprenderlos.
—Este año el estadio cumple 60 años.
—L’Ajuntament ha hecho un grafiti en la entrada para que se recuerde esta fecha. Quiero agradecer a su ayuda porque sin su apoyo hubiera sido imposible que el encuentro se jugara aquí.
—¿Qué puede suponer este choque económicamente para el club?
—No te creas que mucho. Hay una frase mallorquina que lo resume muy bien: “En acabar contarem”. Nos han faltado muchas cosas y eso que nos ha ayudado l’ Ajuntament. Por ejemplo la luz, tenemos que duplicarla para un partido y ese material se tiene que traer de fuera.
—¿Cómo comenzó su vinculación con el club?
—Cuando Guillem Llaneras (su marido) fue entrenador del Juvenil Nacional. Lo trajo Nico López. Al cabo de un año, cojo el bar del fútbol base hasta que decido dejarlo nueve años después. Al mismo tiempo, entré en la directiva del Constància porque me lo pidieron. Ya les ayudaba un poco y me pidieron que siguiera apoyándolos.
—Es la primera mujer presidenta de esta entidad con 102 años de historia.
—Es un orgullo. Aquí me siento como en casa.
—¿Ha sido difícil?
—No. Lo más complicado era el tema de que Guillem sea el entrenador del primer equipo. No por lo que podría ser o por mi capacidad. El qué dirán a veces hace daño, sobre todo desde la ignorancia. Temía no estar preparada para encajar esas opiniones de gente que habla sin saber. Si volviera atrás, elegiría el mismo camino.
—¿Qué sintió cuando le propusieron ser presidenta?
—Al principio no sabes si es bueno o es malo porque en este club siempre suceden cosas. Cuando vives una buena racha, sabes que al final siempre va a suceder algo. Rafael Palou lo dejó en verano de 2023 por temas personales. He aprendido mucho de él y le sigo pidiendo cosas. Él es de las personas que más se merecen este partido. Seguimos todos los integrantes de la directiva que ya estaban con él y al final solo había que ajustar un poco las funciones.
«Lo más complicado (de ser presidenta) era el tema de que Guillem sea el entrenador del primer equipo, no por lo que podría ser o por mi capacidad»
—¿Ha notado más presión por representar algo más que a usted misma?
En Tercera hay más presidentas que otros años. Ana María Mateu gestiona la Peña Deportiva; María José Castillo, el SD Portmany; y Catalina Fourcade, el Inter Ibiza. Intento llevarme bien con todos los presidentes. Tengo un trato cordial y nos ayudamos entre todos. Por ser mujer no he tenido ningún problema.
—¿Cree que va abriendo camino?
—No. En el fútbol balear ha habido presidentas como Mari Paz Cerdà, que lo fue del Son Sardina, o María Asunción Jiménez, que es la máxima figura del Sporting Ciutat de Palma. Hay muchas mujeres que han sido presidentas. El Constància es de los grandes de Balears y a veces es más noticia lo que pasa por aquí que lo que sucede en otros clubes.
—Asumió el mandato hace dos años y algunos meses y van a jugar la Copa del Rey.
—A esto se le llama caer bien. Siempre digo que al final es la continuidad de un proyecto que se inició hace muchos años con la presidencia de Rafael Palou. En ese momento el club pasaba por muchos problemas y hubo mucha gente que ha trabajado para que este encuentro llegue esta próxima semana. El club está saneado y trabajamos para que sea lo más sostenible posible.
«Hubo mucha gente que ha trabajado para que este encuentro llegue esta próxima semana»
—¿Siente presión?
—Sí. Cualquier presidenta lo siente porque eres la cara visible para lo bueno y lo malo. Soy una persona que lo da todo, aunque a veces le gustaría dar más. A veces me faltan horas en el día. Tengo mi trabajo en la empresa de Guillem. Dentro de mi puesto laboral casi no tenemos contacto porque él la dirige y yo estoy en el taller. Es el momento en el que menos nos vemos. Tenemos dos niñas que van al colegio, hacen actividades extraescolares… Es lo que hacemos todos. El club es una asociación sin ánimo de lucro y todos intentamos poner lo mejor de nosotros. Uno quiere intentar que salga todo bien y a veces no se puede. Aunque sí que estoy tranquila porque la gente me conoce y cuando puedo solucionar un problema, hago lo posible para ello.
—¿Cómo es un día en su vida?
—Me levanto a las 06:30 y lo primero que hago es abrir el ordenador para revisar los correos del club, las cuentas de la entidad… Luego a las 09:00 voy a trabajar y, como no puedo usar mucho el teléfono, antes tengo que dar un pantallazo a todo lo que sucede en el club e ir avisando a la gente. Cuando entré en el Constància a ayudar, empecé entregando la ropa, ponía los horarios de los partidos, llevé la parte económica, lo tengo todo por mano. Cuando llega el momento de delegar lo vas haciendo poco a poco. El Juvenil de División de Honor lleva una logística y necesitas más recursos. El femenino también nos ha ascendido. Todas las tardes estoy aquí, en la oficina, para que el que entre por la puerta me pida lo que necesite. Cerramos a las 20 horas. Estos días están siendo difíciles.
—¿Si ganan cómo lo va a celebrar?
—Me he pedido libre el lunes, martes y miércoles. Si pasamos seguro que lloro y que me abrazo a todo el mundo.















