Xabi Alonso sale fortalecido del triunfo ante el Barcelona. La dura derrota en el derbi dejó tocado un proyecto que “está empezando” con jugadores que amagaban con desmarcarse de algunas de sus ideas. Había ruido en el vestuario, pero el tolosarra se ha mantenido firme, convencido y convenciendo a sus jugadores que el camino es el mostrado en el Clásico.
Ha puesto fin a la pesadilla del último año en sus enfrentamientos directos contra su rival de siempre, que provocaba y sentimiento de inferioridad jaleado desde Barcelona. Y lo ha hecho convenciendo desde la pizarracon su idea de concebir el juego arrancando el compromiso de unos jugadores acostumbrados a hacer la guerra por su cuenta.
Piezas en el tablero
Un triunfo que refuerza al técnico demostrando a sus hombres que si cumplen con sus órdenes pueden llegar lejos. “Todavía es pronto y hay que remar mucho. Queríamos tener buenas sensaciones y así ha sido. Para el futuro, necesitamos las sensaciones que hemos tenido”, subrayaba dando más valor al impulso anímico que a los tres puntos: “Sabíamos de dónde veníamos y lo que podía suponer ganar un partido grande, merecerlo y hacerlo en un día grande”.
Empieza a sacar lo mejor de sus jugadores dentro del esquema colectivo que pretende. Partido a partido coloca las piezas en su tablero e intenta que cada cual se encuentre a gusto en el cometido encomendado sin saltarse la teoría. Encajar a Güler y Bellingham, por ejemplo, es uno de sus objetivos a equilibrar un centro del campo con el músculo de tchouameni, vaverde o camavinga, y el talento del inglés, del turco o de Ceballos.
Fuera egos
Intenta que aparquen sus egos para ponerlos al servicio del equipo. Objetivo complicado viniendo de una etapa en la que su antecesor daba libertad a que cada cual hiciera la guerra por su cuenta cuando tenían el balón. Una filosofía que potenciaba la competencia en acaparar titulares que no facilitaban la solidaridad del juego en equipo.
Como dice el propio entrenador, “el proyecto está empezando”, y va a depender de que los jugadores acepten lo que les propone. Sabe que tendrá que lidiar con caras largas, enfados, paletas, gestos torcidos, reproches… porque todos sienten que pueden ser titulares. Es la otra parte de su trabajo, una labor que puede hacer con látigo o mano blanda. De momento, templa gaitas, es cauteloso para evitar conflictos, enfados u ofensas.















