Francesca Albanese, relatora especial de las Naciones Unidas sobre Palestina, ha apuntado a los Estados cómplices del genocidio de Israel en Gaza y ha pedido un nuevo multilateralismo que impida que esto vuelva a suceder en el futuro.
Albanese presentó su nuevo informe – “Genocidio en Gaza: un crimen colectivo” – ante la Asamblea General de la ONU el martes, dirigiéndose de forma remota a los delegados de la Desmond and Leah Tutu Legacy Foundation en Ciudad del Cabo, Sudáfrica.
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Según ella, Israel había dejado Gaza “estrangulada, hambrienta y destrozada”. Su informe, que examina el papel de 63 estados en las acciones de Israel tanto en Gaza como en Cisjordania, critica al sistema multilateral por “décadas de fracaso moral y político” en un orden mundial colonial sostenido por un sistema global de complicidad”.
“A través de acciones ilegales y omisiones deliberadas, demasiados estados han dañado, fundado y protegido el apartheid militarizado de Israel, permitiendo que su empresa colonial de colonos metastatice en genocidio, el crimen máximo contra el pueblo indígena de Palestina”, dijo.
El genocidio había sido posible, dijo, a través de la protección diplomática en “foros internacionales destinados a preservar la paz”, vínculos militares que iban desde la venta de armas hasta entrenamientos conjuntos que “alimentaron la maquinaria genocida”, la indiscutible militarización de la ayuda y el comercio con entidades como la Unión Europea, que había sancionado a Rusia por Ucrania pero seguía haciendo negocios con Israel.
El informe de 24 páginas analiza cómo terceros estados facilitaron la “atrocidad transmitida en vivo”, centrándose en cómo Estados Unidos proporcionó “cobertura diplomática” a Israel, utilizando su poder de veto en el Consejo de Seguridad de la ONU siete veces y controlando las negociaciones de alto el fuego. Otras naciones occidentales habían colaborado, dijo, con abstenciones, retrasos y proyectos de resolución diluidos, reforzando “una retórica simplista de ‘equilibrio'”.
Muchos estados, decía, continuaron suministrando armas a Israel, “incluso cuando las pruebas de genocidio… aumentaron”. El informe señalaba la hipocresía de que el Congreso de Estados Unidos aprobara un paquete de 26.400 millones de dólares para la defensa israelí, justo cuando Israel amenazaba con la invasión de Rafah, supuestamente una “línea roja” para la administración del ex presidente estadounidense Joe Biden.
El informe también culpa a Alemania, el segundo mayor exportador de armas a Israel durante el genocidio, con suministros que van desde “fragatas hasta torpedos”, y al Reino Unido, que supuestamente ha realizado más de 600 misiones de vigilancia sobre Gaza desde que estalló la guerra en octubre de 2023.
Si bien reconoce la “complejidad de la geopolítica regional”, el informe también destaca la complicidad de los Estados árabes y musulmanes a través de acuerdos de normalización con Israel negociados por Estados Unidos.
Señala que el mediador Egipto mantuvo “importantes relaciones económicas y de seguridad con Israel, incluida la cooperación energética y el cierre del cruce de Rafah” durante la guerra.
Albanese dijo que la Asamblea General de la ONU debería haber enfrentado el “peligroso precedente” de las sanciones que le impusieron a principios de este año Estados Unidos por sus críticas a las acciones de Israel en Palestina, que le habían impedido viajar a Nueva York en persona.
“Estas medidas constituyen un ataque a la propia ONU, a su independencia, a su integridad y a su alma misma. Si no se las cuestiona, estas sanciones clavarán otro clavo en el ataúd del sistema multilateral”, afirmó.
El genocidio de Gaza “expuso un abismo sin precedentes entre los pueblos y sus gobiernos, traicionando la confianza en la que descansan la paz y la seguridad globales”, dice el informe.
Hablando en la Asamblea General de las Naciones Unidas, el relator especial pidió una nueva forma de multilateralismo, “no una fachada, sino un marco vivo de derechos y dignidad, no para unos pocos… sino para muchos”.
Las acciones tomadas en el pasado contra Sudáfrica, Rhodesia (ahora Zimbabue), Portugal y otros estados rebeldes habían demostrado, afirmó, que “el derecho internacional puede aplicarse para garantizar la justicia y la autodeterminación”.















