Catherine Connolly, una política independiente de izquierda de 68 años, ha hecho historia como nueva presidenta de Irlanda: obtuvo un récord del 63% de los votos de primera preferencia y se convirtió en la tercera mujer en ocupar el cargo después de Mary Robinson y Mary McAleese. Su elección señala un cambio generacional e ideológico en la política irlandesa, donde la independencia, la justicia social y la neutralidad resonaban más que la lealtad partidista.
El panorama general
La presidencia de Connolly representa el creciente apetito de Irlanda por un liderazgo independiente y basado en valores. Aunque la presidencia irlandesa es en gran medida ceremonial, el cargo tiene un peso moral y a menudo sirve como conciencia de la nación. El historial franco de Connolly garantiza que utilizará esa influencia para hablar sobre justicia social, neutralidad y paz, al igual que su predecesor Michael D. Higgins, pero con aristas políticas más marcadas.
Su viaje político
La carrera de Connolly comenzó en Galway, donde se desempeñó como concejala antes de ser elegida TD (miembro del parlamento) independiente por Galway West. Originalmente alineada con el Partido Laborista, se separó de lo que vio como un alejamiento del partido de los ideales socialdemócratas. Desde entonces, se ha hecho un hueco como voz de principios contra el consenso del establishment, desafiando las políticas gubernamentales en materia de vivienda, salud y asuntos exteriores.Su reputación entre las bases se basa en la accesibilidad y la independencia: financia sus propias campañas, evita las donaciones corporativas y es conocida por su estilo sencillo e intransigente.
Opiniones sobre cuestiones sociales y domésticas

La candidata presidencial independiente de izquierda Catherine Connolly llega al Castillo de Dublín para el conteo en las elecciones presidenciales de Irlanda para reemplazar a Michael D. Higgins, quien ha cumplido el máximo de dos mandatos de siete años, el sábado 25 de octubre de 2025. (Niall Carson/PA vía AP)
El enfoque nacional de Connolly siempre ha estado basado en la equidad. Ha sido una defensora de la vivienda asequible, los derechos de los inquilinos, la inclusión de las personas con discapacidad y el bienestar de los trabajadores. También es una firme defensora de la preservación y promoción del idioma irlandés, argumentando que la identidad nacional debe ser inclusiva y no nostálgica.Su campaña presidencial la presentó como “una presidenta que escucha, reflexiona y habla cuando es necesario”, prometiendo elevar las voces de quienes a menudo no son escuchados: jóvenes, inquilinos, minorías y personas con discapacidades.
Sobre la neutralidad y la política exterior de Irlanda
Connolly ha sido durante mucho tiempo un defensor de la neutralidad de Irlanda. Considera que el estatus de no alineado del país es moral y estratégico: una base para la diplomacia de paz en lugar de una alianza militar. Ha criticado lo que describe como la “militarización” de la Unión Europea y ha advertido contra la deriva de Irlanda hacia una cooperación al estilo de la OTAN.También ve la presidencia como una plataforma para la defensa de la paz global, utilizando la autoridad moral del cargo para hablar contra la guerra, la proliferación de armas y la injusticia internacional.
La cuestión de Gaza
Las opiniones más controvertidas de Connolly se relacionan con Israel y Palestina. Ha criticado abiertamente las acciones militares de Israel en Gaza, describiéndolas como violaciones del derecho internacional y pidiendo sanciones. Se ha referido a Israel como un “Estado terrorista” e instó a Irlanda a reconocer a Palestina como una nación soberana de inmediato.Su retórica ha provocado fuertes reacciones: aplausos de grupos pro palestinos y pacifistas, y críticas de comentaristas conservadores y organizaciones judías que ven su tono como incendiario. Sin embargo, para sus partidarios, esta franqueza es precisamente lo que la distingue de los cautelosos políticos de carrera.
Unión Europea y reunificación
La relación de Connolly con la Unión Europea es pragmática pero escéptica. Si bien no es anti-UE, ha advertido frecuentemente que las crecientes ambiciones de defensa del bloque corren el riesgo de socavar la neutralidad y la responsabilidad democrática de Irlanda.Sobre la reunificación irlandesa, ha dicho que es “una conclusión inevitable”, argumentando que la integración social y cultural entre el Norte y el Sur ya está avanzando más rápido de lo que reconocen los políticos. Su posición combina el sentimiento nacionalista con un énfasis progresista en la igualdad y la inclusión.
El simbolismo de su presidencia
La victoria de Connolly representa más que un hito personal. Simboliza un estado de ánimo público que valora la autenticidad por encima de la afiliación: una política de convicción más que de conveniencia. Se espera que su presidencia refleje el activismo moral de Mary Robinson, la independencia intelectual de Michael D. Higgins y una crítica más aguda y abierta de las injusticias globales.Su desafío será equilibrar el liderazgo moral con la moderación diplomática, manteniendo la reputación mundial de paz y neutralidad de Irlanda y al mismo tiempo manteniendo firme sus convicciones.En pocas palabras: Catherine Connolly encarna un tipo de progresismo claramente irlandés, arraigado en la compasión, la independencia y el orgullo cultural. Su presidencia pondrá a prueba hasta qué punto puede llegar la autoridad moral a la hora de moldear la conciencia de una nación pequeña con una voz enorme en el escenario mundial.















