Un teléfono inteligente sacado de contrabando de Corea del Norte ha ofrecido una de las vislumbres más claras hasta ahora sobre cuán estrictamente controla el Estado el lenguaje, la información y el comportamiento privado. Obtenido por la BBC a finales de 2024 a través de redes de desertores y analizado por especialistas en tecnología, el dispositivo muestra un nivel de vigilancia y cumplimiento ideológico integrado directamente en la tecnología de consumo cotidiana. Desde fuera, el teléfono parece normal. En su interior, ejecuta una versión muy modificada de Android diseñada para funcionar como una extensión del estado.

Un teléfono sin internet

El acceso a Internet está completamente bloqueado. En cambio, los usuarios están restringidos a Kwangmyong, el sistema cerrado de intranet de Corea del Norte, que aloja sólo contenido aprobado por el estado y no tiene conexión con el mundo exterior. Cada aplicación, función y entrada de texto es monitoreada o filtrada. Alterar el dispositivo para acceder a contenido externo se considera un delito grave. “Estos dispositivos están integrados con herramientas que apuntan a hacer cumplir la ideología del estado, perpetuar la campaña de odio contra la vecina Corea del Sur y monitorear cada movimiento realizado por sus ciudadanos en la esfera en línea”, informó la BBC.

Idioma reescrito en tiempo real

Una de las características más llamativas reveladas es la reescritura automática del idioma del teléfono. En imágenes compartidas por la BBC, el corresponsal de Seúl, Jean Mackenzie, escribe ciertas palabras en el dispositivo y observa cómo cambian instantáneamente. Cuando escribe “oppa”, un término común en Corea del Sur utilizado para referirse a un novio, el teléfono lo reemplaza automáticamente con “camarada”. Luego aparece una advertencia en la pantalla que dice: “Esta palabra sólo puede usarse para describir a tus hermanos”.

Captura de pantalla de Instagram de la BBC

Captura de pantalla/BBC Instagram

Escribir “Corea del Sur” produce una intervención similar. La frase se cambia inmediatamente a “estado títere”, el término oficial del régimen para su vecino. Las correcciones no son opcionales y no se pueden anular.

Capturas de pantalla cada cinco minutos

La investigación también descubrió una función de vigilancia que opera continuamente en segundo plano. El teléfono toma automáticamente una captura de pantalla de lo que aparece en la pantalla cada cinco minutos. Las imágenes se almacenan en una carpeta oculta que los usuarios pueden ver que existe pero no pueden abrir. “Parece que sólo los funcionarios del gobierno pueden recuperar las imágenes”, señaló la BBC, destacando cómo se registra el comportamiento de los usuarios sin consentimiento ni conocimiento. El sistema crea efectivamente un registro visual de la actividad diaria, desde los mensajes escritos hasta el contenido visto.

Un país aislado de la información

El teléfono refleja una política nacional más amplia de control de la información. “Corea del Norte es el único país del mundo en el que Internet no ha penetrado”, escribió Mackenzie. “Todos los canales de televisión, emisoras de radio y periódicos están gestionados por el Estado”. Martyn Williams, experto en tecnología e información norcoreana, explicó el motivo de ese control: “La razón de este control es que gran parte de la mitología en torno a la familia Kim es inventada. Mucho de lo que le dicen a la gente son mentiras”. La Guerra de Corea, que comenzó cuando Corea del Norte invadió el Sur en 1950, terminó en un armisticio en 1953 sin un tratado de paz. Las hostilidades nunca han cesado formalmente y Pyongyang lleva mucho tiempo exigiendo que Corea del Sur ceda su soberanía.

Contrabando de información a través de la frontera

A pesar de los controles, siguen entrando medios extranjeros al país. Mackenzie informó que “cada mes también se pasan de contrabando por la frontera miles de memorias USB y tarjetas micro-SD cargadas con información extranjera”. El material incluye películas, dramas televisivos, música pop y programas de noticias de Corea del Sur, elegidos deliberadamente para desafiar la propaganda estatal. Lee Kwang-baek, director de la organización sin fines de lucro Unification Media Group de Corea del Sur, dijo: “Algunas (personas) nos dicen que lloraron mientras veían estos dramas y que les hicieron pensar en sus propios sueños por primera vez”.

La vida después de partir

Los relatos de quienes abandonaron el país ofrecen un raro punto de comparación. Kang Gyuri, de 24 años, que anteriormente dirigió una empresa pesquera en Corea del Norte, huyó a Corea del Sur en barco en 2023. Reflexionando sobre su vida antes de partir, dijo: “Solía ​​pensar que era normal que el Estado nos restringiera tanto. Pensaba que otros países vivían con este control”. Ella añadió: “Pero luego me di cuenta de que era sólo en Corea del Norte”.

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