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A medio camino entre Vigo y Oporto: la localidad portuguesa con una iglesia frente al mar

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Viana do Castelo se desarrolló durante la Edad Media como un núcleo estratégico para el comercio marítimo, un papel que ha mantenido a lo largo de los siglos y que todavía podemos disfrutar cuando nos adentramos en sus calles. Su ubicación en la desembocadura del río Lima y en la costa atlántica del norte de Portugal la convirtió en un punto clave para la navegación y el intercambio de mercancías, consolidando su importancia económica y cultural en la región. A día de hoy, la ciudad conserva esa conexión histórica con el mar, reflejada tanto en su actividad portuaria como en la vida cotidiana de sus habitantes.

Además de su función comercial, Viana do Castelo es reconocido por ser uno de los principales puertos pesqueros del bacalao portugués. La pesca de este pescado ha marcado la tradición local y ha influido en la gastronomía y la economía de la ciudad durante décadas. Un vínculo que, combinado con la riqueza patrimonial y arquitectónica del centro histórico, ofrece a los visitantes un panorama en el que la historia, la cultura y el mar se entrelazan de manera única.

Santuario de Santa Luzia

En lo alto del monte de Santa Luzia se alza un edificio que se ha convertido en un símbolo de Viana do Castelo. Desde esta posición elevada se puede observar la ciudad, el estuario del río Lima y buena parte del litoral, ofreciendo una panorámica que mezcla el entorno urbano con la naturaleza que lo rodea. Llegar hasta allí es parte de la experiencia: se puede optar por subir en coche, por las escalinatas que conectan con el centro o utilizando el funicular, que destaca por ser el más largo de Portugal.

La construcción del santuario comenzó en 1904 y se prolongó durante más de cinco décadas, hasta que las obras se dieron por terminadas en 1959. Está dedicado a Santa Lucía y al Sagrado Corazón de Jesús, y su diseño sigue un estilo inspirado en el románico-bizantino, enmarcado dentro de la corriente historicista que caracterizó el cambio de siglo en Portugal. Entre los elementos que llaman la atención se encuentran sus grandes rosetones, considerados de los más amplios de la Península Ibérica y los segundos más grandes de Europa.

Más allá de su función como lugar de culto, el santuario funciona como un mirador privilegiado para la ciudad. Desde la cima del monte se puede recorrer visualmente el valle del Lima, el estuario y las zonas boscosas de la sierra cercana, comprendiendo mejor cómo se articula el territorio y cómo la ciudad se ha desarrollado a la orilla del río y del mar. La combinación de su arquitectura, su ubicación y la tradición que lo rodea lo convierten en un referente clave dentro del patrimonio de Viana do Castelo.

Recorrido por la ciudad histórica de Viana do Castelo

La Catedral de Viana do Castelo tiene siglos de historia y una presencia que marca el centro de la ciudad. Se empezó a construir en el siglo XV con un estilo que combina la función religiosa con la defensa, algo que se nota en sus torres almenadas y la solidez de la fachada. Aunque durante mucho tiempo funcionó como iglesia, no fue hasta 1977 que se reconoció oficialmente como catedral, consolidándose como el principal templo de la ciudad.


Viana do Castelo, Portugal.

Un paseo por la Plaza de la República permite entender por qué este lugar ha sido durante siglos el corazón de Viana do Castelo. Su forma rectangular albergaba mercados y actividades comerciales, y hoy sigue siendo punto de encuentro para celebraciones, conciertos o eventos culturales. En torno a la plaza se encuentran edificios históricos que llaman la atención: los antiguos Paços Municipais, la Iglesia de la Misericordia y una fuente del siglo XVIII.

Caminando un poco más, se llega a la Casa da Capela das Malheiras, junto a la residencia de Malheiro Reimão, obispo de Río de Janeiro y responsable de su construcción. Este edificio forma parte del conjunto histórico de la ciudad y muestra cómo la influencia de la Iglesia se integraba en la vida urbana. Aunque discreto, se nota que fue pensado para encajar con el entorno y mantener la armonía del centro histórico.

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