Para Anthony Joshua, la velada en Miami dejó sensaciones encontradas. El nocaut en el sexto asalto frente a Jake Paul, el impacto global de una transmisión por Netflix y una remuneración millonaria no bastaron para convencerlo de que había cumplido con lo que se exigía a sí mismo. Lejos de celebrar, el británico terminó la noche con más autocrítica que satisfacción.

Su mensaje fue claro desde el primer momento: el resultado no refleja el nivel que cree poder ofrecer. “Debí hacerlo mejor, debí hacerlo mejor”, repitió ante los medios tras bajar del ring. Y fue todavía más directo al analizar el significado del triunfo: “Es una victoria, pero no es un éxito. Creo que mi entrenador espera más de mí, y yo espero más de mí mismo”.

Joshua no se dejó llevar por el ruido mediático ni por las consecuencias físicas que sufrió su rival, quien incluso habló de una posible fractura de mandíbula tras el castigo recibido. Para el excampeón unificado de los pesados, el nocaut no tapa las dudas internas ni funciona como punto final. Su mirada está puesta en lo que viene, no en exprimir lo ocurrido.

Anthony Joshua reacciona durante una conferencia de prensa con Jake Paul promocionando su próximo combate de boxeo de peso pesado, el miércoles 17 de diciembre de 2025, en Miami Beach, Florida (AP Photo/Lynne Sladky).

En esa línea, dejó en claro que no pretende capitalizar la atención digital generada por el combate. “Pero ¿qué podemos hacer? No podemos retroceder el reloj. Tengo que seguir adelante, tengo que dejar eso en el pasado”explicó.

Y agregó, marcando distancia con la lógica del espectáculo: “Ahora, después de hoy, quizá veas un poco de redes sociales tratando de exprimir toda la atención del algoritmo, pero para mí ya es pasado. No puedo vivir de esa victoria, tengo muchas cosas que mejorar. Así que no, no estoy contento”.

El cruce con Paul había sido presentado desde el inicio como una obligación más que como una oportunidad. El propio Joshua había advertido que, si la pelea se extendía hasta las tarjetas, lo viviría casi como una derrota personal. En el ring, el comienzo fue incómodo: su rival apostó por moverse, amarrar y romper el ritmo, obligándolo a ajustar durante los primeros asaltos. Recién en la segunda mitad logró imponer su mayor porte físico y potencia, con una caída en el quinto round y el desenlace definitivo en el sexto.

Tyson Fury asegura que Anthony Joshua es un "perdedor".
Tyson Fury asegura que Anthony Joshua es un “perdedor”.
Crédito: Lynne Sladky | AP

Sin embargo, ni siquiera ese cierre contundente modificó su lectura. Joshua dejó en claro que, en esta etapa de su carrera, ganar no es suficiente si la actuación no está a la altura de sus aspiraciones. El combate no era un examen deportivo de máxima exigencia, sino una vitrina global tras derrotas recientes de alto perfil. Desde su perspectiva, debía mostrarse dominante y enviar señales claras de que todavía puede competir con la élite del peso pesado.

Por eso, con el combate ya archivado y Paul trasladado al hospital, Joshua evitó cualquier gesto de euforia. Su discurso, marcado por la inconformidad y la insistencia en que debe “mejorar mucho”, refleja que ve esta escala en Miami como un paso intermedio. El objetivo final sigue intacto y tiene nombre propio: “Tyson Fury”.

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