El ex vicepresidente de Niti Aayog, Rajiv Kumar (izquierda), con el fundador y director de la Digital Empowerment Foundation, Osama Manzar, en Digital Citizenship & Platform Accountability durante la séptima Cumbre de Ciudadanos Digitales, en T-Hub en Hyderabad el viernes. | Crédito de la foto: NAGARA GOPAL

Un taller titulado “Construyamos la IA de nuestros bienes comunes: pública y justa”, celebrado en la 7.ª Cumbre de Ciudadanos Digitales en T-Hub, examinó cómo la inteligencia artificial está remodelando el trabajo, la gobernanza y la vida pública, y abogó por que la IA sea tratada como un recurso público compartido en lugar de un monopolio privado.

La sesión fue organizada por Commons Collective y dirigida por la periodista digital Roshna Arafa Ali. También contó con la investigadora Gaya Hadiya, Siddhartha Malempati, consejo directivo general, y Rajasekhar como moderador.

Los oradores dijeron que la rápida expansión de la IA a los espacios profesionales, políticos y personales había chocado con los sistemas de trabajo existentes desde hacía mucho tiempo y que ya estaban en contra de los empleados. Roshna argumentó que las pérdidas de empleos atribuidas a la IA eran a menudo el resultado de que los empleadores utilizaran la tecnología como una justificación conveniente para contratar a menos personas, reducir costos y evitar brindar beneficios.

“Los roles de nivel medio, como administradores de bases de datos, especialistas en TI y analistas de datos, se encontraban entre los más vulnerables a la reestructuración impulsada por la IA”, afirmó, y añadió que los lugares de trabajo estaban lejos de ser ideales incluso antes de que llegara la IA.

“Muchas industrias habían normalizado durante mucho tiempo la competencia malsana, el exceso de trabajo y la renuencia a exigir colectivamente condiciones más seguras. En este contexto, la IA se ha convertido en una herramienta atractiva para las empresas que desean reemplazar la mano de obra que requiere descanso y derechos con máquinas que no requieren ninguno de los dos”. Señaló que esta tensión ya estaba alejando a las mujeres y a las comunidades marginadas del empleo formal.

El taller también destacó el trabajo oculto que mantiene en funcionamiento los sistemas de IA, desde la extracción de datos a gran escala que se lleva a cabo sin un consentimiento genuino hasta el etiquetado de contenidos y el trabajo de mantenimiento mal pagados. Gaya Hadiya describió esto como una forma de trabajo infravalorado y a menudo invisible que sostiene la tecnología mientras beneficia sólo a un grupo reducido de propietarios corporativos.

El panel de Commons Collective, dirigido por la periodista digital Roshna Arafa Ali, la investigadora Gaya Hadiya, Siddhartha Malempati, consejo general director de Commons Collective, y Rajasekhar como moderador.

El panel de Commons Collective, dirigido por la periodista digital Roshna Arafa Ali, la investigadora Gaya Hadiya, Siddhartha Malempati, consejo general director de Commons Collective, y Rajasekhar como moderador. | Crédito de la foto: Naveen Kumar.

La discusión pasó a preocupaciones éticas emergentes, incluidas las empresas que exploran el uso de la IA como consejeros laborales o estudiantiles. Los panelistas se preguntaron si una IA financiada por un empleador alguna vez aconsejaría a un empleado que enfrentara el exceso de trabajo, formara un colectivo o exigiera mejores condiciones. “En lugar de eso, tales sistemas pueden simplemente empujar a los individuos a afrontar mejor la situación para que la productividad se mantenga ininterrumpida”, afirmó Rajashekar.

“La inteligencia humana es relacional, emocional y se basa en la experiencia viva, y no puede reducirse a la predicción de patrones”, afirmó.

La sesión también examinó cuestiones de gobernanza y rendición de cuentas. “Estos recursos son intrínsecamente públicos y no deberían estar restringidos por entidades privadas. La gobernanza debe identificar quién establece el propósito y los límites de los sistemas de IA y quién debe ser considerado responsable cuando estos sistemas causan daño”, añadió.

El taller concluyó instando a un compromiso público más amplio con la gobernanza de la IA. Los oradores dijeron que los debates sobre ética y regulación no pueden limitarse a ingenieros o profesionales de la industria, ya que las consecuencias de la IA se extienden mucho más allá del sector tecnológico. Pidieron la participación colectiva y la elaboración de normas transparentes para garantizar que la IA sirva a la sociedad en general, no sólo a quienes controlan su infraestructura.

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