Los panqueques, también conocidos como tortitas americanas, son uno de los platos estrella de los clásicos desayunos estadounidenses, donde no pueden faltar. Este dulce destaca por su versátil sabor, ya que puede combinarse con una amplia variedad de ingredientes. Por ejemplo, el jarabe de arce aporta un toque dulce que evoca los sabores de los bosques del noroeste de América, mientras que en el sur del país algunas versiones incorporan harina de maíz, otorgándole una textura y color diferente, dándole a la mezcla un tono dorado.
Además, este plato se adapta fácilmente a los gustos de cada persona, se puede acompañar con frutas, nueces, chocolate, nata, miel, mantequilla, arándanos o cualquier otro complemento que le dé ese toque personal.
Aunque hoy asociamos los panqueques con la cultura estadounidense, su origen se remonta a la antigua Grecia, donde se conocían como attanitai. Más tarde, en la antigua Roma, estos pasteles cobraron un carácter sagrado y, con el paso del tiempo, durante la época de Pascua, se convirtieron en un sustituto ideal de la carne.
Durante la Edad Media, en el período de Cuaresma, cuando no se podía consumir carne, mantequilla, huevos, queso ni leche, los panqueques se convirtieron en una alternativa accesible en aldeas y pueblos.
El día del panqueque
La popularidad de este postre es tal que en varios países anglosajones como Gran Bretaña, Nueva Zelanada, Irlanda, Australia y algunas regiones de Estados Unidos se celebra el Pancake Day, también conocido como Pancake Tuesday o Shrove Day, coincidiendo con el inicio de la Cuaresma o el Martes de Carnaval.
Durante este día, se organizan divertidas actividades, siendo una de las más conocidas la carrera del panqueque. En ella, los participantes corren disfrazados con una sartén en la mano y un panqueque que debe ir volteando sin que caiga al suelo. Gana quien llega a la meta con la tortita intacta, una hazaña que requiere gran habilidad, precisión y coordinación.
Tantos nombres como países
Actualmente, cada cultura ha aportado su propio toque a esta receta, creando versiones únicas alrededor del mundo. Por ejemplo, en Francia encontramos los famosos crêpes; en Italia, existe una variación similar conocida como cannoli, mientras que en países más fríos como Alemania o Polonia, la masa se elabora a base de patata, dándole una textura completamente distinta.
En Rusia y otras regiones eslavas se preparan los blinis, que pueden ser dulces o salados y suelen rellenarse con carne o pescado ahumado. En Marruecos, los baghrir son panqueques ligeros y esponjosos que pueden servirse tanto dulce como salados. Finalmente, en Japón encontramos el okonomiyaki, una versión salada elaborada con harina, huevo y col picada.
La receta

Si te decides a preparar los panqueques en casa, es muy probable que ya tengas en tu frigorífico o despensa los tres ingredientes básicos para la receta: huevos, harina y agua. Una de las grandes ventajas de las recetas caseras es que puedes adaptarlas a tu gusto, ajustando las cantidades o incorporando tus ingredientes favoritos.
En total, necesitaremos aproximadamente media hora entre la preparación y la cocción, aunque se debe dejar reposar la masa en el frigorífico durante una hora para que el resultado sea más esponjoso. Estos son los ingredientes necesarios para elaborar esta receta y obtener 16 unidades:
- Dos cucharadas y media de mantequilla, unos 30 gramos
- Dos huevos medianos
- Un vaso de leche, unos 300 mililitros
- Un poco de esencia de vainilla
- Una taza y media de harina, unos 300 gramos
- Dos cucharaditas de levadura química, unos 10 gramos
- Media taza de azúcar, alrededor de 50 gramos
Con todos los ingredientes preparados, ya podemos ponernos manos a la obra. En primer lugar, colocamos la mantequilla en un bol y la introducimos en el microondas para derretirla. Una vez líquida, la dejamos reposar unos minutos a temperatura ambiente hasta que esté tibia.
A continuación, en otro bol cascamos los huevos y los batimos ligeramente. Cuando estén bien mezclados, añadimos la leche y el extracto de vainilla, y continuamos batiendo hasta obtener una mezcla homogénea.
Por otro lado, en otro recipiente, tamizamos la harina y la levadura química dos o tres veces con ayuda de un colador, para conseguir una textura más ligera y sin grumos. Luego, formamos un hueco en el centro para verter la mezcla líquida de huevos, leche y vainilla. Mezclamos con suavidad, utilizando una varilla o un tenedor hasta obtener una masa uniforme y sin grumos.
Una vez lista, incorporamos la mantequilla poco a poco y removemos nuevamente. En este punto, cubrimos el recipiente con papel transparente y dejamos reposar la mezcla en la nevera durante una hora. Este reposo es fundamental para que los panqueques queden más esponjosos y suaves.
Transcurrido el tiempo de reposo, colocamos una plancha sobre el fuego a temperatura media, en caso de no tener una podemos utilizar una sartén. Cuando esté caliente, con ayuda de un cucharón vertemos porciones de la masa sobre la superficie, dejando que caigan en el centro para que se formen círculos regulares. Si utilizas una plancha puedes hacer varias y debes dejar espacio entre ellas para que no se peguen entre sí.
Cocinamos los panqueques durante un par de minutos por un lado, hasta que aparezcan unas pequeñas burbujas en la superficie. En ese momento, con ayuda de una espátula las volteamos y las dejamos dorar por el otro lado durante unos minutos más, hasta que adquieran un bonito tono dorado.
Por último, repetimos esta operación hasta que se termine la masa. Una vez cocinadas, dejamos enfriar ligeramente las tortitas y las servimos con los cubiertas que prefieras y ya podrías degustar este bocado dulce y esponjoso.












