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Por: Manuel Boluarrate – Inperdón
La Reserva Nacional de Paracas (RNP), la primera área natural protegida marino costera del Perú, celebra 50 años de creación consolidándose como un modelo de gestión que vincula directamente la riqueza biológica con la prosperidad económica de sus comunidades. Así lo expuso Fernando Quiroz Jiménez, Jefe de la RNP, durante su participación en la Cumbre Perú Sostenible 2025.
Quiroz destacó que la RNP es parte de las 78 «joyas de la naturaleza» que el Servicio Nacional de Áreas Naturales Protegidas por el Estado (Sernanp) protege a lo largo del 18% del territorio nacional.
El ecosistema de Humboldt y su riqueza inconmensurable
La Reserva Nacional de Paracas abarca 335 000 hectáreas, con un 65% de superficie marina, y debe su excepcional biodiversidad a la Corriente de Humboldt. Esta corriente fría, al generar un afloramiento de nutrientes del fondo marino, sostiene una vasta cadena alimenticia.
Entre las especies emblemáticas que alberga la RNP, Quiroz resaltó:
- Fauna marina: Cinco de las siete especies de tortugas marinas del país, una de las principales colonias de lobos marinos del Pacífico (con más de 2000 ejemplares), y la población del pingüino de Humboldt (más de 600 ejemplares).
- Aprovechamiento: La biodiversidad no solo es un espectáculo turístico, sino la base de dos grandes actividades económicas: la pesca artesanal y el turismo.
Turismo, pesca y liderazgo femenino
Quiroz Jiménez enfatizó que la conservación de Paracas ha generado un círculo virtuoso que se traduce en rentabilidad económica local.
- Motor turístico con empleo pleno
La Reserva Nacional de Paracas se ha posicionado como el segundo destino turístico más visitado del Perú, solo después de Machu Picchu.
- Afluencia récord: La RNP y el destino Ballestas cerraron el año pasado con más de medio millón de visitantes y registraron más de 400,000 visitas solo durante el último verano.
- Cero desempleo: El crecimiento del turismo ha dinamizado drásticamente la economía del distrito de Paracas, donde el 99.9% de la población está activamente laborando en el sector turístico (agencias, operadores, servicios), generando más de 231 puestos de trabajo directos.
- Pesca, macroalgas y emprendimientos
Más de la mitad de los 7000 pescadores artesanales de la región Ica ingresan a la RNP para realizar sus faenas, proveyendo insumos frescos para platos bandera como el ceviche y el arroz con mariscos a nivel nacional.
El Jefe de la RNP destacó una actividad complementaria clave: la colecta pasiva de macroalgas. Las ramas de algas que se desprenden por acción física son recolectadas por las comunidades en las orillas de las playas.
- Liderazgo Femenino: En esta actividad de colecta, las mujeres tienen un rol protagónico: más de 14 asociaciones de algueros son presididas por mujeres, generando una economía complementaria a la pesca tradicional. Las algas se exportan al mercado asiático y regresan en forma de productos de uso diario como fideos y pastas dentales.
Gobernanza participativa y fondos privados
La gestión de la RNP se basa en un modelo de gobernanza participativa y la búsqueda de alianzas público-privadas para asegurar la sostenibilidad y el valor agregado de la conservación.
- Emprendedores por naturaleza: A través del programa «Emprendedores por la Naturaleza» de Sernanp y con la colaboración de empresas como el Consorcio Camisea, se están destinando fondos para concursos que permitan a los pobladores (pescadores, artesanos, operadores) mejorar sus cadenas productivas.
- Conexión con el mercado: Se está implementando la conexión directa de la «pesca al día» con restaurantes responsables, garantizando un mejor precio para los pescadores que cumplen con las buenas prácticas de vigilancia participativa en el ecosistema marino.
- Fideicomiso privado: El modelo incluye un fideicomiso proveniente de una donación de la empresa Consorcio Camisea, lo que demuestra la confianza del sector privado en la gestión de la RNP como un «activo» que brinda bienes y servicios ambientales esenciales.
Quiroz Jiménez finalizó su exposición invitando a los presentes a ver las áreas naturales protegidas no solo como espacios de conservación, sino como activos de desarrollo sostenible que deben ser preservados a perpetuidad, en un enfoque de paisaje y territorio.















