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Un obrador con receta para la inclusión: “El pan es harina, agua, sal, tiempo y esperanza”

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Djogo Barri lleva una camiseta negra en la que en letras amarillas puede leerse “El pan es harina, agua, sal, tiempo y esperanza” (“El pan es harina, agua, sal, tiempo y esperanza”). En su caso, podemos decir que esa frase es una literalidad porque ha sido su trabajo en el mundo del pan artesanal el que le ha dado esperanza en el futuro.

A sus 22 años, en su currículum ya puede indicar que lleva más de dos encargándose de los repartos de la panadería Panic de Madrid. Su trabajo exige constancia para levantarse cada día a las 3:00, determinación para arrancar la jornada laboral a las 4:00 y un cuidado del detalle exquisito para diferenciar entre los distintos tipos de pan, identificar cuáles van enteros y cuáles en rebanadas y, con ello, organizar el reparto.

“Me gusta este trabajo”, explica Djogo. “Tengo que estar concentrado y pendiente de que cada envío llegue al restaurante correspondiente. Me siento bien cuando lo conseguimos sin incidencias”.

Procedente de Guinea Conakry, Djogo no sabía nada del mundo del pan. De hecho, se formó en temas relacionados con la electricidad. Sin embargo, una oportunidad del programa Incorpora de la Fundación “la Caixa” permitió su inserción en el mundo laboral a través de Panic.

“Me dieron todo su apoyo y su orientación, me enseñaron a preparar un currículum y a enfrentar una entrevista”, cuenta Djogo, que es una de las más de 42.000 personas que se han beneficiado de las oportunidades que este programa facilitó el último año.

Incorpora trata de facilitar el acceso al mercado laboral a personas en riesgo de exclusión y lo hace colaborando con empresas y organizaciones sociales, como la Fundación San Juan del Castillo, quienes llevan más de 20 años trabajando en Madrid. Todo un reto en un contexto en el que el último informe El Estado de la Pobreza de EAPN, establece que al menos una de cada cuatro personas en España se ha mantenido en riesgo de pobreza y/o exclusión social en la última década.

Djogo fue de la mano de esta fundación, donde también le enseñaron a detectar sus puntos fuertes, a entender lo que él podía aportar y analizaron sus “intereses y motivaciones tanto a corto plazo como a medio y largo plazo, para intentar dar una visión de los intereses que pueda tener en un futuro”, explica Candela Cortina, técnica de acompañamiento sociolaboral de la Fundación San Juan del Castillo.


De los nervios iniciales a la estabilidad

Hubo nervios los primeros días en Panic. Djogo reconoce que no sabía cómo funcionaba un sistema de repartos. Fue Gean Carlos Sallas, coordinador del obrador, el encargado de formarle. “Cada día lo enviaba a casa con deberes, simulaciones de entregas que debía resolver”, explica. “Me lo traía al día siguiente y yo lo corregía”.

Djogo lo agradece. “Me fueron enseñando poco a poco y me fui acostumbrando”. El resultado de este familiarizarse con el trabajo y ganar experiencia es que “hoy es uno de los mejores repartidores que hemos tenido”, asegura Gean.

“Djogo ha aportado constancia a este puesto. Llega siempre puntual y hace su trabajo muy bien”, explica el coordinador. En ese sentido, Candela subraya que “las empresas no solo valoran el conocimiento técnico, sino también la actitud, las ganas de aprender, la puntualidad o la capacidad de relacionarse con el resto del equipo”.

Beneficio de ida y vuelta

En la actualidad, la plantilla de Panic destaca, entre otras cosas, por su carácter multicultural. “Tenemos seis trabajadores africanos, uno italiano y yo, que soy brasileño, y la verdad es que nos llevamos genial”, cuenta Gean.

Djogo no es de pensar mucho en el futuro, sino más bien de centrarse en un presente que, ahora mismo, le hace feliz. Este ambiente en el trabajo tiene mucho que ver. “Además de trabajar juntos somos muy buenos compañeros, estamos muy unidos y nos compenetramos muy bien”.

Para Natalia Padrón, técnica de prospección y colaboración con empresas de la Fundación San Juan del Castillo, esta diversidad es fuente de riqueza para las empresas y un paso más en la construcción de comunidades diversas e inclusivas. “Se habla de las empresas como si fueran entes abstractos, pero las empresas son personas y son un actor fundamental en el cambio de la sociedad: en la búsqueda de la justicia, en el cumplimiento de los derechos y en favorecer estas sociedades diversas e inclusivas”.

En este mismo sentido, la Fundación “la Caixa” se suma al Día Internacional para la Erradicación de la Pobreza con el compromiso de ofrecer oportunidades a quienes más lo necesitan. A través de sus programas y convocatorias, impulsa iniciativas sociales y educativas para romper el círculo de la pobreza, la exclusión y la desigualdad, y avanzar hacia una sociedad más justa e inclusiva.

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