¿Qué está haciendo el MCU con Bucky Barnes? Entre Thunderbolts y New Avengers, la confusión continúa
La esperada película Thunderbolts finalmente se unió al universo cinematográfico de Marvel (MCU) la semana pasada, tras una larga espera y grandes expectativas. Aunque nadie estaba del todo preparado para la manera en que el filme aborda temas emocionales como la depresión o la búsqueda de propósito, el enfoque fue bien recibido por los fanáticos y representó un giro interesante respecto a la narrativa tradicional de Marvel. Sin embargo, más allá de los elogios, para algunos el final dejó ciertas fallas notorias. Y en particular, hay un tema que sigue generando desconcierto: ¿qué está haciendo exactamente el MCU con Bucky Barnes?
La trayectoria de Bucky en las dos últimas películas ha sido, como mínimo, desconcertante. Y lo que ocurre con su personaje al final de Thunderbolts resulta francamente frustrante.
Todo comenzó con el absurdo episodio del congresista en Captain America: Brave New World, una subtrama introducida de forma abrupta y sin el menor desarrollo. La idea de que James Buchanan Barnes —interpretado por Sebastian Stan— terminara convertido en congresista simplemente no tenía sentido. El filme ya estaba repleto de elementos que desviaban la atención de Sam Wilson (Anthony Mackie), siendo casi una película encubierta de Red Hulk, así que no costó mucho pasar por alto esa escena absurda con la esperanza de que Thunderbolts le diera algo de coherencia.
Pero seamos claros: nadie se convierte en congresista de los Estados Unidos por accidente. Es una decisión que implica años de preparación, exposición pública y una campaña activa. Y si además eres un exasesino controlado mentalmente cuyo pasado fue tan conflictivo que casi destruye al primer equipo de los Vengadores, tienes que hacer mucho más que discursos para convencer a los votantes de que ya no eres una amenaza. Sí, es verdad que tanto en la ficción como en la vida real, Estados Unidos ha elegido a más de un personaje cuestionable, pero ese tipo de desconexión con la realidad solo beneficia a figuras como Wilson Fisk, no a personas como Bucky, que cargan con décadas de trauma. En resumen: Bucky probablemente tuvo que luchar por algo que ni siquiera quería… y que tampoco tiene sentido para su arco narrativo.
Y por si eso fuera poco, la escena post-créditos de Thunderbolts complica aún más las cosas. Allí se revela que Bucky no solo respaldó a Yelena (Florence Pugh) y al resto del equipo al dejar escapar a Valentina, sino que también echó por tierra su relación con Sam a raíz de esa decisión.
Aquí es donde entra el tema de Valentina. En el primer acto de la película, Bucky tiene una conversación con Mel (Geraldine Viswanathan), la asistente de Val, donde le dice claramente que él no eligió trabajar para Hydra cuando era el Soldado del Invierno, pero que ella sí tiene elección al trabajar con Valentina. Sin embargo, pocos días después, lo vemos a él mismo trabajando para el enemigo. ¿Dónde quedó su discurso?
Esta contradicción no solo diluye el impacto emocional de su personaje, sino que lo despoja de toda lógica. El MCU parece empeñado en encajar a Bucky en roles que no le corresponden y que no hacen justicia a su compleja historia. Lo que comenzó como una promesa de redención y evolución se ha transformado en una serie de decisiones incoherentes que no hacen más que frustrar a quienes han seguido su recorrido desde el principio.
La gran pregunta, entonces, sigue sin respuesta: ¿cuál es realmente el plan de Marvel para Bucky Barnes? Porque, por ahora, solo parece estar dando tumbos en medio de una narrativa que no sabe qué hacer con él. ¿Será en New Avengers donde finalmente tenga el desarrollo que merece? Ojalá. Pero después de Thunderbolts, la duda está más viva que nunca.